¡Se acabó la maldición! CSD Municipal volvió a ganar en Malacatán tras 12 largos años de sequía en el estadio Santa Lucía. Y aunque el marcador fue corto, el significado es inmenso: romper una racha que pesaba como una losa, con bajas sensibles y bajo una intensa lluvia. ¡Así se gana con corazón!
El duelo, correspondiente a la jornada 16 del Torneo Clausura 2025, se jugó el domingo 6 de abril a las 15:00 horas, con arbitraje de Cristopher Corado. Sebastián Bini tuvo que echar mano del carácter del grupo para suplir las ausencias de figuras clave como Kenderson Navarro, Pedro Altan, José Mena y Rudy Barrientos, entre otros.
Contreras puso el grito de gol que esperó toda una generación
Después de varios intentos frustrados en los primeros minutos, fue Davis Contreras quien, al minuto 29, puso fin al sufrimiento: recibió un pase filtrado del ‘Flaco’ y con un remate cruzado venció al arquero local. Golazo. De esos que valen más que tres puntos, de esos que se gritan con la garganta rota.
Antes, José Martínez ya había probado suerte desde fuera del área, pero la defensa de los toros aguantó. Aun así, los rojos nunca bajaron los brazos.
El segundo tiempo fue un suplicio… pero también una muestra de carácter
Con la lluvia, la cancha pesada y la presión de la historia, Municipal supo sufrir. El rival se volcó en busca del empate, pero ahí estuvieron Linares con atajadas clave, y una defensa sólida que no se dejó quebrar. ¡Así se juega con el escudo en el pecho!
Bini movió el banco en el momento justo: entraron Rodrigo Saravia, Jefry Bantes y más tarde César Archila para refrescar las piernas y aguantar la embestida final. El árbitro dio 8 minutos de reposición, pero ni con eso Malacateco logró romper el muro rojo. ¡La historia se escribió con garra!
Esta victoria es más que un resultado
El 0-1 en Malacatán es más que un simple marcador. Es una declaración de intenciones: este equipo está para grandes cosas. Ganar después de 12 años en un campo maldito, con ausencias importantes y contra todo pronóstico, es una muestra clara de que hay unión, hay juego… ¡y hay hambre de campeonato!