Fue un caos. El partido Rayo Vallecano-Real Madrid se suspendió a las diez y cuarto de la noche por culpa de un sabotaje cometido por socios que protestaron de esta forma por tener que pagar 25 euros para presenciar el derbi. El encuentro estaba programado para las nueve y media de la noche y el problema se detectó dos horas antes, cuando los responsables de la iluminación del estadio de Vallecas comprobaron que la mitad de los focos principales no se encendían.
Con los cables mojados por la lluvia caída hasta las siete de la tarde, los operarios constataron que muchos de esos hilos revestidos de plásticos habían sido cortados. Los profesionales de la iluminación arriesgaron sus vidas al intentar recomponer la situación. Casillas, que se entrenaba en su portería una hora antes del partido, fue llamado para que regresara al vestuario. El encuentro se retrasaba. Y finalmente se suspendía.
A las nueve menos cuarto de la noche, el Rayo comunicó a Jorge Pérez, secretario general de la Federación Española, que había sufrido un sabotaje. Martín Presa, presidente del equipo franjiorrojo, lo expresó con claridad. Y la FEF respondió que, si las partes y el árbitro querían, el duelo se disputaría el lunes. Así será. La Liga de Fútbol Profesional (LFP) ha confirmado que el partido se jugará este lunes a partir de las 19.45 horas.
El Madrid quería a las cinco, el Rayo a las ocho
Debido a que los técnicos no garantizan que los focos estén arreglados a esa hora, el Real Madrid quería jugar a las 17:00 con luz natural. “Dado lo apretado del calendario, nuestro entrenador quiere jugar a las 17:00 al no garantizarnos que esté listo a las 20:00 horas. Entendemos la postura del Rayo, pero el problema no es responsabilidad nuestra”, ha declarado Miguel Pardeza, director deportivo del club.
El club de Vallecas, por su parte, prefiere el horario de las 20:00 al ser el lunes un día laborable. “Me niego a jugar a las cinco de la tarde por nuestra afición, aunque no depende de mí”, ha dicho paco Jémez, técnico del Rayo. La Federación debe tomar un veredicto y piensa también en las veinte horas, en beneficio de los seguidores locales.
El Rayo intentó solucionar el problema, sin conseguirlo. El daño era grande. Los aficionados locales nunca entraron a las gradas, por motivos de seguridad. Era mejor que no entraran, porque sería más peligroso el desalojo. Dentro solo estaban los seguidores del Madrid, que habían entrado dos horas antes.
Los jugadores de Mourinho deseaban jugar aunque fuera con la luz existente. Se notaban zonas oscuras para la visibilidad especialmente en los córners, pero en el resto del campo se veía lo suficiente. Consideraban que se podía afrontar el derbi. Los hombres del portugués estuvieron tocando el balón en una esquina del campo hasta que se tomó la decisión final.
Fuente: ABC.es